la máquina imparable y perpetua que registra nuestra cadencia hacia el futuro es el instrumento preferido del raptor, del secuestrador, del negociador sin escrúpulos que mantiene en su mano perversa escondida la llave de lo que queremos, y juega con las agujas del reloj como espadas afiladas dejando que el brillo de sus reflejos nos deslumbre... date cuenta, date cuenta...
pero el tiempo es igual para todos, solo que unos no lo perciben y otros sí. este tiempo es nuestro y el futuro no puede caer en las manos de los filibusteros rancios que solo pretenden a cambio, como rescate, algo jugoso con lo que aguantar un rato más engañando a no se sabe a quién...
ya te pillaré pirata cuando te sientes a limpiarte la pata de palo...