pero entre las variaciones de etiquetado destaca el juego viejo y definitivo de la buena uva y la mala uva.
la buena es esa que reluce bajo la ropa de licra, redondona y tersa, crujiente y dulce, siempre escarchada y que le sale al vecino en su parra privada, esa que se pasea de la mano de los otros , siempre más grandes, más listos y más ricos...
la fuerte es la mala uva, que se mete en la sangre, y tinta para siempre nuestro color de ojos, que los pone rabiosos y dilatados cuando no sale la cuenta... la mala uva es esa que mordisquean las avispas, saquean los mirlos, y despedazan los ratones...
si es usted racimo de mala uva prepárese, será manoseado sin ganas, despreciado y quedará hecho una pasica antes de que pase el estío...
pero recuerde que la mala uva también lleva semilla, lenta y poderosa, aconstumbrada a poco, germinará sin problemas y sin avisar en cualquier despacho, tasca, casa , terraza o cuarto de aseo... al germinar ,que lo hace de súbito, embriaga en reconfortante aroma de venganza, afrutado y denso, a todo quisque; luego sus ramas se te enroscan por las manos, por la cara y por la lengua hasta que te consumen...
y no sé de nadie que haya vuelto de ese viaje... se lo aseguro
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