este matojo sureño de corteza gris, de cara gris , de silencio gris, espera atolondrado a que cuatro gotas revueltas le ensueñen y rebrota convencido con infinitas flores rojas, rosáceas y blancas que aguantan más que una postal.
yo he visto baladres pasar desapercibidos entre higueras locas y crecer y crecer hasta la luz...claro que también he visto personajes escondidos entre divos, sin arriesgar su culo, y llegar y llegar lejísimos...
detrás de cada hombre-higuera se esconde normalmente un baladrillo venenoso
no obstante le guardo simpatía , pues ha sabido en su impertinencia ganarse otro seudónimo, como más fino, adelfa, para que lo llamen así las señoritas encantadas o sus peloteros jefes.
el señor adelfa, el señor adelfa?
capitán baladre , al fondo a la izquierda...
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