cuando el jefe se va de la sala, los iguales guardan un momento de silencio, antes de comenzar la algarabía
cuando el dios real y visible se marcha a su aseo y descanso se encienden otros placeres mundanos y lentos.
ese espacio es en realidad una puerta de la felicidad, hay otra, la del levante, pero es más seria y comprometida.
en el poniente, ensangrentado y magenta se lame el dulce néctar de la risa
dura unos minutos... como casi todas las cosas espléndidas.
vuelvase caballero hacia el oeste y cierre la boca que viene otro atardecer sublime y prepare el vaso que viene el vino...
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