sustancia especialmente transparente pero a menudo teñida de infinitud de matices, en virtud de los ingredientes que en fase de génesis recibiese... la compasión da un tono verdoso, el juego lo hace lila, la curiosidad ambarino, y así hasta el infinito... el vidrio, o cristal, como el amor, sale de tostar a tremenda temperatura algo tan nimio como la arena, la de playa sobretodo , cargada de acelerones, hormonas y cremas brillantes suele ser la gran materia prima de este material, abundante y frágil.
de textura invisible, apariencia constante y brillos engañosos, suele ser quebradizo con el paso del tiempo, su rotura produce sonidos estridentes y corta las manos de los que se afanen en reconstruirlo, suele tener mala reparación, defectuoso pegado...por eso lo más normal es el reciclarlo, haciéndolo pasar de nuevo por el horno de la soledad que todo lo quema y dejándolo enfriar poco a poco en algún balcón de otoño, bien ventiladito.
Materia bastante fácil de encontrar, variada y de múltiples presentaciones, con grosores cambiantes, usos indefinidos y prestaciones varias...
las abuelitas, que saben que es como el amor, guardan figuritas primorosas de compleja factura encima de sus muebles para maravillarse de lo increíble que llega a ser el invento, los jovencillos apuran el morro de las botellas, tan iguales y las acaban estrellando contra las tapias, sin más miramientos... algún encallecido adulto rebusca entre trastos viejos esas divinas botellitas de juventud, cristales prometedores, únicos y poderosos, sin llegar a encontrarlos.
en fin que el mudo gira alrededor del vidrio, y del amor, claro...
cuidado con los reflejos, tan bonicos y tan falsos ellos
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