fresco, caradura, helado, intruso imprevisto, pie incómodo de otoño
producto tozudo que constituye uno de los ingredientes base de la ñoñería... disfraz de la personalidad, estructurada en el recogimiento, la desaparición de escotes y la multicapa...
entre despistes suele ser el susto más gordo para el cuerpo y las entendederas.. y se desliza imparable por los huesos y la piel empujado de golpe por la soledad... nuestros ojos perciben este cercano desazón con lagrimeos parciales y aunque suele anticiparse con aromas agradables de leña quemada y alimentos tostados acaba removiendo su pestazo a fritanga rancia y a escarcha infinita... nadie lo aguanta, me consta , aunque se alardee de lo contrario, pues enturbia la visión del tiempo, de los sueños, de los juegos y de las esperanzas...
si a veces ya de aburrimiento acaba por ser aceptado barniza nuestra conversaciones con risas flojas e impulsos entrecortados...las conversaciones profundas precisan de calor, de mucho calor, y el cielo celúreo, inofensivo y desnudo sólo nos deja opción a recordar... a sobrevivir a los recuerdos, digo.
échale leña, nene, que esto acaba de empezar...
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