domingo, mayo 11, 2008

el té

para absorber sus esencias, sus olores, su color y toda la historia infinita del té el agua debe haber hervido... para conseguir teñirse de civilización, de pasado y de significado, el agua debe para por el calvario de ascender a los cien grados, burbujear, exhalar su vapor de la vida, debe cocerse en sus miedos, hervir en los infiernos... sin ese temido sufrir no hay redención, no hay transposición, no hay renacimiento. el fuego eterno a más de uno le habrá liberado de sus fechorías para convertirlo en dulce tisana de la tarde de algún abuelo.
El sufrimiento de la sustancia clara le hace predispuesto al diálogo con todas las materias, con las hierbas, las flores y el azúcar, cambiando su aspecto inocuo por ese tinte divinificante que le pone en lo alto de una mesa ... el sufrimiento lleva a entender a los demás y luego a ser consumido religiosamente en altares con manteles y tardes de asueto...
el té es el destino del agua en los mundos primitivos, porque sólo cocida ,el agua, tan inofensiva deja de ser venenosa,pero en nuestra equívoca casa moderna el agua limpia clorificada pretende ser la diosa de nuestra pureza... diosa moderna desinfectada y engañosa .
seamos té pues,  dejémonos quemar en este infierno y empapémonos luego de todo esa selva de cosas que nos rodea, alguien acabará dándonos un sorbo...

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