desde la sublime serenidad ahora disfruto del paisaje de las alturas...nubes blanquísimas con formas de pechos...brillos anaranjados entre los aires limpios, silencios clarísimos y dedos que se alargan como hilos de los dioses...
estas alturas, recompensa por intentar ser auténtico, acongojan mi alma agradecida, pues vuelvo a creer en lo bueno que es ser como uno quiere ser...
sobre la capa gris de las palabras, destellos claros sonrien y sonríen...la carcajada densa y fresca de mi copiloto rojo conforma el ruido del motor de mi vuelo
infinito vuelo...
caballero, la felicidad pasa por un buen despegue y un aterrizaje sin miiiiieeeeedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario