
si no pasa nadie, se deja ver, si no hay ruidos, no se esconde, si hace tanto frio que el agua se queda quieta quieta, aparece rotunda y firme la casa del agua, la del reflejo, no es menos real, es más callada, pero es más dulce, menos molesta, menos cara y no se enfada porque los barbos restrieguen su panza por sus ventana solitaria buscando con el morro los dátiles de mentira que cuelgan de esa inusual palmera de río inverso. a más de uno le gustaría ser barbo y que su casa no fuese agria y dispar sino serena y líquida...
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