domingo, abril 11, 2010

el vigilante

de las extrañas albas de otros extraños tiempos saque la conclusión de que un imaginario enano afilado protegiera para evitar colapsos el tesoro húmedo de mis entrañas...de mis sensaciones, que expuestas al aire fresco y seco de los amaneceres levantinos se habían colapsado...
en aquellos suculentos momentos este tipo me salvó la vida, con raciones de relativismo, secuencias lejanas y musica purísima...acorazó la parte más incandescente de mi motor y me prometió lealtad...precisamente lo que me habían robado...
los amaneceres se han sucedido desde entonces, con épicas intervenciones y resultados confusísimos...
el enano dormía con su garrote desde hace meses sentadito en una silla plegable como la conciencia y se limitó durante años a preparar al corazón para lo peor, puesto que el primer desgarro fue terrible... sin sueldo y mal alimentado.. este pequeño engendro se ha hecho viejo y gruñón y resopla desde la aorta cantinelas de avisos prometéicos contra las nuevas luces...
le toca jubilarse pues...
mi corazón no teme...redimido y fresco a nada
la luz lo empapa, generosa, de un dorado intenso...el de la verdad

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