que se parece pero que no lo es, que no es manzana sino pero, no pera, no espera, no espero, el mundo entero...los peros y los yáques, los peros y los pueses... los adverbios del freno, del refreno, completan de obstáculos cada día nuestro devenir...tras cada genialidad de nuestra tarde luminosa tropiezo con un pero, triste y fatigado... devaluador... mojigato... cuando conseguimos pulir la idea desde la herrumbre inicial, oscura y densa hasta el brillo agradable y confiado que la transforma en joya, cuando la ofrecemos repulida para ganar una risa, surge un pero, un enorme pero que la desvanece.
Cada tarde el esfuerzo vano por la felicidad se licua entre las manos, todavía sucias de mugre... por tanto insistir...cada noche los peros arrecian hasta el alba...con toda su familia de reproches y desconfianzas...
deberíamos haber plantado granados...tan generosos hasta en sequía
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