en aquellos suculentos momentos este tipo me salvó la vida, con raciones de relativismo, secuencias lejanas y musica purísima...acorazó la parte más incandescente de mi motor y me prometió lealtad...precisamente lo que me habían robado...
los amaneceres se han sucedido desde entonces, con épicas intervenciones y resultados confusísimos...
el enano dormía con su garrote desde hace meses sentadito en una silla plegable como la conciencia y se limitó durante años a preparar al corazón para lo peor, puesto que el primer desgarro fue terrible... sin sueldo y mal alimentado.. este pequeño engendro se ha hecho viejo y gruñón y resopla desde la aorta cantinelas de avisos prometéicos contra las nuevas luces...
le toca jubilarse pues...
mi corazón no teme...redimido y fresco a nada
la luz lo empapa, generosa, de un dorado intenso...el de la verdad
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