sábado, octubre 13, 2007

portugalisimo



a ese ladillo del mapa me quise ir a vivir un tiempo, me gusta el bacalao, que se le va a hacer, si soy de pueblo,
a ese país quieto y lento me fui hace años de vaciones para comer melones baratos en la carretera y dormir en albergues con olor a almendra, en camping repletos de inglesas malhumoradas, respirar el tufo a eucalipto húmedo, y notar el frío del viento atlántico que te hace creer que empuja desde lo más oscuro a toda la península hacia atrás, me compré una cartera en piel barata , una escobilla para fregar vajilla, un paquete de café del camello, un queijo de cabra, y un sello de la república portugueisa, tan normal, tan antiguo, tan cojonudamente aburrido, pero estuve a punto de exiliarme allí cuando empecé a entristecerme con españa, donde (país de cabreros) la gente empezaba a desconfiar más que a fiar, a desacreditar más que a creer, a joder más que a hacer el amor, y a quemar más que a producir... pero no me fuí ,así que sigo teniendo esa visión mítica del lugar dónde podría haber sido feliz, si es que eso se puede hacer, claro...

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