viernes, octubre 26, 2007

ya no puedo ir descalzo

envenenado otoño, que remueve fluidos, resquebrajando con la humedad las costras secas de la percepción que en verano habían cicatrizado. estabamos tan contentos de pisar descalzos el suelo del planeta y sentir su calor que manaba generoso,que no tenemos más que enfadarnos por que este creciente desapego , por culpa del fresquito, hace que la suela de goma y el calcetín hagan de profilactico con el mundo, ahora desagradable, ya no hay amor, sino rutina, y hala, andando rapidillo que hace frío, menos mal, que a la tarde , todavía entre escondidos rincones, el sol calienta algun que otro ladrillo, alguna que otra losa, algún parterre o una pared, y entonces , salvajemente, desnudo rápido mis pies y me dejo llevar gustoso con el calor que me entra por la piel hasta los huesos. vaya sexo más primitivo...

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